Vasos sanguíneos artificiales generados con una impresora 3D



Degraciadamente no siempre se puede encontrar un órgano procedente de una donación que sea compatible con un enfermo de la lista de espera y, a veces, el paciente empeora sin poder tener un órgano sano que reemplace al enfermo. Para paliar esto, se han abierto líneas de investigación relacionadas con el desarrollo de órganos artificiales que puedan implantarse en los pacientes que esperan una donación, sin embargo, estos órganos creados en los laboratorios deben incluir vasos sanguíneos artificiales, es decir, tubos pequeños y complejos que.


Degraciadamente no siempre se puede encontrar un órgano procedente de una donación que sea compatible con un enfermo de la lista de espera y, a veces, el paciente empeora sin poder tener un órgano sano que reemplace al enfermo. Para paliar esto, se han abierto líneas de investigación relacionadas con el desarrollo de órganos artificiales que puedan implantarse en los pacientes que esperan una donación, sin embargo, estos órganos creados en los laboratorios deben incluir vasos sanguíneos artificiales, es decir, tubos pequeños y complejos que sirvan para transportar la sangre. En esta senda se han desarrollado múltiples trabajos pero parece que en el Instituto Fraunhofer de Alemania han dado con una solución basada en el uso de una impresora 3D que permitiría obtener vasos sanguíneos artificiales.

Mediante la impresión en 3D y una técnica denominada polimerización multifotónica, los investigadores han sido capaces de desarrollar vasos sanguíneos artificiales que, además, presentarán en la Feria Biotécnica que se celebra en Alemania el mes próximo. Según el Doctor Gunter Tovar, responsable del proyecto:
Las técnicas individuales están ya funcionando y estamos trabajando en la confección de una fase de pruebas para lo cual estamos construyendo un prototipo del sistema completo.

El uso de impresoras 3D cada vez es más habitual y, poco a poco, comenzamos a ver su aplicación en diseños de prendas de vestir, modelos arquitectónicos o, incluso, aviones no tripulados. La impresora 3D permite producir muy rápidamente objetos tridimensionales de diferentes materiales puesto que el material se introduce por capas y, únicamente en ciertos lugares, estas capas se unen químicamente. Sin embargo, que la unión sólo sea por ciertos sitios hace que el resultado sea poco resistente y poco preciso.

A partir de la impresión en 3D, el equipo de investigación ha intentado avanzar a donde nadie había llegado antes y ha impreso algo tan complejo y tan pequeño como un vaso sanguíneo y polimerizar el tubo mediante fotones para estimular las moléculas en un punto de enfoque muy reducido. La idea es aplicar sobre el material pulsos cortos de un láser intenso y estimular las moléculas hasta el punto de provocar una reacción que permita que el material se solidifique y adquiera la misma resistencia que vaso natural.

Tras este proceso, el tubo resultante se vuelve elástico y, gracias a esta propiedad, los investigadores han podido crear estructuras de alta precisión capaces de interactuar con el tejido natural de un cuerpo humano. Para que los tubos sintéticos no sean rechazados por el tejido vivo, se recubren las paredes con biomoléculas modificadas que también están presentes en la “tinta” que se utiliza en la impresora junto con el uso de otros polímeros sintéticos.

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